miércoles, 31 de agosto de 2016

La peste


Justo cuando el Imperio Bizantino comenzaba a florecer, bajo el mandato de Justiniano I (527-565 después de Cristo), apareció un terrible enemigo al que no se podía derrotar en ninguna batalla campal. Se movía a bordo de barcos y caravanas comerciales, y era capaz de matar en cuestión de días en medio de fiebres, pesadillas y dolores. 

La peste había llegado al Imperio bizantino y estaba dispuesta a quedarse durante unos 225 años. La espantosa epidemia recibió el nombre de «plaga de Justiniano», aunque en realidad no solo afectó a los bizantinos sino que se extendió por toda la cuenca del Mediterráneo, causando entre 25 y 50 millones de muertes, según los cálculos.

El estudio publicado este martes en la revista «Molecular Biology and Evolution» ha confirmado la gravedad de esta terrible epidemia después de analizar los genes de los restos de seis personas enterradas en Munich, Alemania, durante el siglo VI. Gracias a esto, no solo se ha confirmado de nuevo que la plaga fue aún más extensa de lo que los historiadores registraron, sino que se ha constatado la importancia de hacer este tipo de análisis para estudiar la evolución de microbios que, como la peste, están emergiendo nuevamente en algunos lugares.

Incienso para la peste...


«Nuestra investigación confirma que la “plaga de Justiniano” llegó mucho más allá de lo que quedó registrado en la historia», ha explicado Michal Feldman, coautora de este estudio. «Y nos aporta nuevas pistas sobre la evolución del Yersinia pestis (la bacteria causante de la variedad bubónica de la peste)».

Entre estos nuevos datos, se identificaron treinta nuevas mutaciones típicas de la plaga de Justiniano -tres de ellas relacionadas con genes de virulencia- y otras diecinueve mutaciones que se han considerado como falsas. Con todo, los datos sugieren según los científicos que esta cepa de peste era bastante más diversa de lo que se esperaba.

«Los resultados ilustran el potencial que tienen los análisis genéticos para ayudarnos a entender la evolución de los patógenos en algunos eventos históricos», continúa Feldman. De hecho, cree que su método podría mejorar la calidad y la autenticidad de los datos genómicos de los patógenos antiguos.



En esta ocasión la clave de los hallazgos ha sido poder realizar una cobertura de gran calidad del ADN de las bacterias presente en los huesos. Gracias a un golpe de suerte los científicos encontraron a una nueva víctima enterrada en la que el material genético estaba mejor preservado. Los investigadores creen que su trabajo ayudará a entender mejor cómo este microbio se adaptó y cómo impactó en los seres humanos. Aún así, todavía no se sabe ni cómo ni por qué este patógeno llegó a Alemania. También se desconoce el alcance real de la plaga y por qué acabó desapareciendo con el paso de los años. Se considera que la “plaga de Justiniano” fue la primera gran epidemia de peste, bastante antes de que la misma bacteria causara la “epidemia de la Peste Negra” entre los siglos XIV y XVII, y que matara al 60 por ciento de la población europea según los CDC. 

La siguiente sacudida histórica de la peste dejó diez millones de muertes a principios del siglo XIX.

Esta bacteria -que ha estado conviviendo con los humanos desde hace 5.000 años- sigue hoy en día presente. El brote más reciente se registró en India a mediados del siglo pasado, y en Vietnam durante la guerra (1960-1970) África y Madagascar son las áreas donde se registran actualmente el 95 por ciento de los casos.


Durante siglos la peste fue una catástrofe capaz de dejar ciudades completamente devastadas y de sembrar el pánico entre la población, hasta el punto de que los muertos quedaran sin sepultura. Fue tan terrible que se veía como un “castigo divino”, y daba su nombre a uno de los cuatro jinetes del Apocalipsis también llamado Muerte.

Médicos equipados contra la peste

-¿Qué es la peste?

Es una enfermedad que afecta a humanos y a otros mamíferos, y es causada por la bacteria Yersinia pestis. Se suele contagiar a través de la picadura de pulgas que hayan picado previamente a roedores portadores de la bacteria, o solo por manipular a estos animales. Hay tres variedades de este mal: la peste bubónica, la peste neumónica y la peste septicémica.

-¿Podría haber una epidemia grave?

La peste es una enfermedad muy seria, pero fácilmente tratable con antibióticos, por lo que no parece probable que los posibles brotes queden fuera de control. Aún así, si no se trata con premura, puede causar la muerte. Actualmente hay casos de peste en África, Asia y Madagascar, y situaciones aisladas incluso dentro de Estados Unidos.

-¿Qué influencia tuvo en la Historia?

La peste causó al menos decenas de millones de muertes. Infecta al humano desde la aparición de las primeras guerras hace 5.000 años, y algunos la han relacionado con la caída del Imperio Romano o la ven como un factor que influyó en las innovaciones sociales, económicas y técnicas que llevaron al Renacimiento. En la historia se habla de tres grandes plagas: la de Justiniano (entre 25 y 50 millones de muertes entre los siglos VI y VIII en la cuenca del Mediterráneo y más allá), la de la Peste Negra (entre los siglos XIV y XVI, matando al 60 por ciento de la población europea) y la del siglo XIX, que mató a 10 millones de personas.

-Arma de guerra, entonces.

Sí. En la Historia se ha usado como arma biológica. En la Edad Media se lanzaban cadáveres infectados sobre las murallas de las ciudades asediadas, y en la Segunda Guerra Mundial los japoneses idearon planes de bombardeo de pulgas infectadas sobre ciudades chinas. Durante la Guerra Fría se planeó rociarla con aerosol. Hoy en día se teme que los terroristas la usen.

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