lunes, 22 de agosto de 2016

Entre parar la olla y la ideologia

El PIT-CNT paga con paros al gobierno que más los defendió aferrado al anacronismo capital vs trabajo.
por Denis Dutra



Una mañana de principios de los años de 1990, cuando iba camino a la escuela, me encontré con la cuadra donde vivía literalmente tapizada de panfletos con el nombre de mi padre y el calificativo carnero. Los papelitos llevaban la firma UNTMRA (el gremio del metal )-PIT-CNT.

En otra oportunidad, el viejo se volvió de la fábrica de pernos y pistones para autos en la que trabajaba caminando, porque un "compañero" le había tajeado las dos ruedas de su bicicleta.

Mi inmadurez no alcanzaba a calibrar la real dimensión de aquel ataque, aunque al sentarme a la mesa a la hora de almorzar y cenar, alcanzaba a comprender que aquella humillación era el precio que mi progenitor -con el sostén incondicional de una jefa de hogar que además de los quehaceres del hogar era modista- estaba dispuesto a pagar para que no faltara lo necesario para vivir dignamente.

Aquella fábrica terminó sucumbiendo ante la competencia de productos fabricados en China, y de sus ex dueños nada se supo, aunque entre los galpones colgaron durante varios años carteles que rezaban "No al cierre".

Con la llegada del Frente Amplio al poder en el 2005, los derechos de los trabajadores crecieron casi al punto de emparentarse con lo de los empresarios: se legalizaron las ocupaciones de lugares de trabajo, se reestablecieron los Consejos de Salarios, lo que determinó una recuperación más que significativa de los salarios en términos reales.

Todo eso se dio en un contexto de baja inflación, la que parecía derrotada. Pero la carestía volvió a ser un problema para la política económica y entonces obligó al gobierno a buscar desindexar los salarios de los demás precios de la economía en la actual ronda de negociación colectiva.-

Días atrás, el PIT-CNT resolvió un nuevo paro contra el gobierno de Tabaré Vázquez, pese a que su administración se avino a modificar los lineamientos para la actual ronda de negociación de manera de evitar pérdida de poder de compra de las remuneraciones,

Aunque parezca broma, el voto que inclinó la balanza fue el de un sindicalista de AFE, una empresa ferroviaria que no tiene trenes, ni vías pero conserva gerentes y personal. ¿Un obrero del tren? Parece salido de una novela de George Orwell.

El experto en relaciones laborales Juan Manuel Rodríguez dijo en el programa En la mira que la conflictividad actual equivale a ¾ partes de la que existía durante los años de 1990, cuando, según la nomenclatura de los gremios ortodoxos gobernaba el "neoliberalismo."

No es que hayan vuelto los 1990: es que al parecer la central sindical no puede dejar atrás la anacrónica dicotomía capital-trabajo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario