lunes, 5 de septiembre de 2016

Yo vide un águila mora volando sobre un chilcal...

Osiris Rodríguez Castillos (Montevideo, 21 de julio de 1925—10 de octubre de 1996) fue poeta, escritor, investigador, compositor, cantante, instrumentista y luthier de Uruguay. Está considerado como uno de los pilares del folclore del país.


Producto de una familia especialmente interesada por la cultura -la música en general y la educación de sus hijos en particular, con un interés primordial por la historia, la historia del arte, la lingüística y la literatura- tempranamente se interesó por las raíces de la música autóctona. Siendo niño su familia se trasladaría a Sarandí del Yí (Durazno) donde pasaría su infancia, y más tarde a Florida donde cursaría los primeros años de sus estudios secundarios que luego continuaría en el Liceo Francés de Montevideo, que nunca terminaría. Curioso y ávido de experimentar la vida, durante su juventud llevó una vida casi nómade, recorriendo lugares y experimentando vivencias que fueron la médula de su obra.

“Toda mi escuela es asombrarme: ver las cosas por primera vez. Yo podría verlas cien veces y cada vez podría escribir sobre ellas algo distinto. Creo que he encontrado la manera de hacerlo defendiendo al gurí que llevo adentro. Un gurí que quedó siempre en las orillas del Yí, donde me crié. Trabajé en la ciudad y en el campo. He vagado por toda mi tierra, por la Argentina y por Rio Grande do Sul. No sé cuántas veces atravesé con mi caballo sobre la frontera Norte... ni cuántas veces crucé en canoa el Delta del Paraná. Mi principal oficio ha sido presenciar la vida. Me gusta el mundo, es algo que se está haciendo todos los días (...)”

Lector voraz, creativo y perfeccionista, recibe muy temprano premios destacados por poemas como "Romance al General Brigadier Juan Antonio Lavalleja", por el que obtiene una medalla de oro en 1953.

En 1973, Juan María Bordaberry había decretado la disolución de las Cámaras y la instalación de un Consejo de Estado. Revocados los gobiernos departamentales e intervenidos los Entes Autónomos, se había ilegalizado la Convención Nacional de Trabajadores, apresado a sus dirigentes, y caído los primeros estudiantes muertos por la represión dictatorial. Había comenzado así un absoluto control de todos los aspectos de la vida de los ciudadanos incluso en áreas que no se relacionaban con el terreno político: destituciones de docentes, clausura de los institutos de formación docente y a continuación la intervención de la Universidad de la República que dio inicio a la consabida y brutal represión que configuró este período.

La cultura se vio afectada con una violenta y descabellada censura de la prensa y la persecución de periodistas y escritores. Osiris Rodríguez Castillos había compuesto en 1959 'Cielo de los tupamaros', que cantábamos en el coro de la escuela y en 1973 fuera prohibida en todo Uruguay por vinculársela con el movimiento guerrillero MLN-T, a pesar de que habla de la revolución de 1811 y del Grito de Asencio, y había sido compuesta mucho antes de la fundación de ese movimiento. 

Pero por otra parte, en casi todas sus canciones se trasluce un mensaje reivindicativo y de crítica a la situación social y política de esos años. Esto fue aprovechado por la propaganda del recién fundado Frente Amplio -la izquierda uruguaya- pese a que el poerta nunca negó su filiación al Partido Nacional o "Blanco", al menos en esos años.

Les honra la bizarría
de pelear por un vencido
al que acusan de bandido
por pretender denodado
que el criollo más desgraciado
fuera el más favorecido.
De tiempo adentro
Quiero una copla que ruede
cuando ya no ruede yo
semilla hermana del trigo
del tabaco y del arroz.
Panaderito de cardo que ande
como sin razón
sin que ni el viento se acuerde
de qué tallo era la flor.
(...)

Sé de un rey en cuyas tierras
jamás se ocultaba el sol
su reino se hizo pedazos
pero su copla quedó.
Polvo se hará mi guitarra
mi memoria... cerrazón
mi nombre, puede que muera
mi copla... puede que no.


A pesar de la enorme presión y de las frecuentes inspecciones militares en su casa, a diferencia de otros compatriotas Osiris Rodríguez Castillos fue un exiliado tardío. Confiaba en que no consiguieran expulsarle de su país por muchos padecimientos económicos y morales que le pudieran infringir. Pero la dictadura cívico-militar le impide realizar presentaciones y la difusión de sus obras debido a su contenido político, y tiene que sobrevivir dando clases de guitarra en su casa de Montevideo. Entre los años 1974 y 1977 queda relegado totalmente al ámbito privado. Para su espíritu creativo esto se vuelve insuficiente, lo que funciona como acicate para desarrollar una antigua sed: dedicarse a la investigación y al estudio de la guitarra en profundidad. Crea un nuevo "Método para guitarristas" de ejercitación de la mano derecha, e indaga en una posible reestructuración física del instrumento, buscando lograr el perfeccionamiento de la emisión del sonido. Lo registra bajo el nombre "Nueva Guitarra". Y como luthier, construye "la Osiris", de la que presumiblemente sólo existan tres en todo el mundo.

A fines de 1978 realiza -con enormes dificultades de producción y considerable riesgo personal- dos recitales: en el Teatro del Notariado y en el Teatro del Centro de Montevideo, que resultan ser llenos abrumadores prácticamente con la única difusión del “boca a boca”. Pero la realidad es que continúa en la lista negra del gobierno de facto, y entonces comienza a plantearse un posible exilio. 

En enero de 1980 edita los cuentos "Las nuevas aventuras del gaucho Alambre" y al fin, desesperanzado, emprende un exilio voluntario y silencioso a Madrid, donde vive durante catorce años desde el 6 de enero de 1981. Allí, en un piso de Arturo Soria, trabaja incansablemente en la construcción de su guitarra buscando el reencuentro "con ese sonido dulce parecido al del laúd..."

En España resulta finalista entre más de 800 participantes en el "VII premio Literario de Narraciones Breves Antonio Machado". El cuento premiado es editado junto con los de otros autores en un volumen denominado "Tú, Guiomar y otros relatos" en el año 1983. 

Años después, llegada la democracia al país, vuelve a Uruguay invitado por el Movimiento 26 de Marzo. Forma parte de sus listas y realiza un largo viaje por todo el interior del país explicando las razones históricas y personales que le llevan a su “candidatura testimonial a diputado”. De regreso en Madrid, y basándose en el discurso de la campaña, empieza a trabajar en un ensayo inédito sobre historia política del Uruguay: "El libro del discurso".

En 1993 regresa a Uruguay definitivamente y ese mismo año le es otorgada una "pensión graciable", es exigua pensión que se otorga con aprobación del Senado de la República a personalidades de gran significación cultural. Se desempeña en tareas de investigación en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional y continúa trabajando en su ensayo sobre historia política. 

Pero en la madrugada del 5 de octubre de 1996 a sus 73 años, un aneurisma de aorta lo hiere de muerte. Cinco días después sin salir de un coma profundo, muere en un hospital público de Montevideo. Luego de un velatorio multitudinario fue incinerado, y sus cenizas fueron vertidas en el río Yí en una ceremonia familiar emotiva, sobria y silenciosa.

El río más largo del mundo
no es el Nilo, sino el Yí.
Que nace en el nordeste de Durazno,
y muere esta noche en Madrid.
"El Libro de las Cosas" (inédito)

Existió un momento de proyección abrumadora de la música de raíz folclórica llegada de la Argentina y de otros países latinoamericanos que amenazó con desplazar a la música uruguaya. Osiris Rodríguez Castillos había hecho abstracción de esta tendencia en todo momento, y aunando sus profundos conocimientos musicales, sus abundantes recursos poéticos y su afán de historiador, su obra consolidó (y se consolidó) estos años prologales. Arrancó del olvido un género sencillo y elocuente: el “cielito”. Nadie había compuesto un cielito en Uruguay desde la época de Bartolomé Hidalgo, doscientos años antes del nacimiento del artista.

Su obra irradió su influencia fuera de las fronteras del Uruguay integrando el repertorio de destacados artistas internacionales, siendo interpretado entre otros por Orlando Vera Cruz, Eduardo Falú, Jorge Cafrune, Carlos Di Fulvio y José Larralde, quienes grabaron versiones de algunas de sus canciones, así como muchos intérpretes uruguayos, entre ellos Amalia de la Vega, Santiago Chalar y Alfredo Zitarrosa. Asimismo Mercedes Sosa y Joan Manuel Serrat interpretaron ocasionalmente algunas de ellas pero sin registrarlas en ninguna obra discográfica.

En su obra musical se destacan canciones como Camino de los quileros, Décimas a Jacinto Luna, De Corrales a Tranqueras, Corrales de Algorta, El cisne negro, Gurí pescador, De tiempo adentro, Tata Juancho, Como yo lo siento, etc. De todos sus poemas el más difundido es el Romance del Malevo. Y con Eduardo Falú, a quien le unía una sincera amistad, compuso la letra de una única zamba que jamás grabaría: Tiempo del Jacarandá.

Pero aún tengo la pasión,
el ardor, el ansia de cantar
bebo la luz, los besos y el vino
por los que no están...
Y alzo este grillo loco de amor
por una estrella fugaz.

Su primer libro, Grillo Nochero, es editado en 1955; y en 1957 edita 1904 Luna roja, un extenso poema dramático sobre la revolución saravista y la muerte del caudillo oriental Aparicio Saravia, con el cual recibió el Premio "Ministerio de Instrucción Pública". Su recopilación de cuentos titulada Entierro de Carnaval fue editada en 1960, y llegó a traducirse a varios idiomas incluidos el alemán y el japonés.

En esos años comienza sus estudios con el maestro Atilio Rapat, y en 1962 tiene lugar la edición de su primer LP titulado Poemas y Canciones Orientales. En 1963 sale al público Cantos del Norte y del Sur lanzado por el sello Antar, y es nombrado miembro asesor de la Junta Continental de Investigación del Habla Popular Latinoamericana. Edita también un disco doble (EP) “Canción para mi río”, con temas inéditos.
En 1964 viaja a Washington, E.U.A.; invitado a realizar recitales, estuvo como jurado y grabó para radio y televisión. A su regreso participó en Charlas de fogón, en el canal 4 de Montevideo.

En 1966 sale su segundo LP para el sello RCA Victor, titulado El Forastero. Realiza recitales en todo el país y en parte de la Argentina, conferencias en museos, bibliotecas y universidades, y su nombre es reconocido en todo el Río de la Plata en ámbitos de corte cultural y universitario. En 1969 graba en los estudios Ion de la ciudad de Buenos Aires su tercer disco larga duración, que es editado en Uruguay con el título de tapa Osiris Rodríguez Castillos vol. 3, por el sello De la Planta.
En 1970, Ariel Ramírez, presidente del Directorio de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) lo convoca a Buenos Aires para que ofrezca una serie de conferencias sobre la "Identidad social del gaucho". Ese mismo año se edita su cuarto LP, Cimarrones.
En 1974 edita el LP Pájaros de piedra con dos versiones diferentes: una en Montevideo y otra en Buenos Aires, esta última dedicada especialmente al público argentino. Las grabaciones originales, así como las del disco anterior, se realizaron en los estudios Sondor de Montevideo.

Fue un hombre intenso en todas las áreas de su vida. Se casó en primeras nupcias con Imasul Botello, con quien en 1948 tuvo su primer hijo, Federico. Compartió casi diez años con Margot Dupuy, de quien poco se sabe excepto que le regaló su primera máquina de escribir y que era algunos años mayor que él. En 1965 contrajo matrimonio con Zulma Di Pólito, catorce años menor que él y con quien tuvo una hija, Pilar. En 1981 en Madrid inició una relación con Consuelo Vázquez de Parga, con quien compartió todos los años de su exilio hasta la muerte de ella en 1992.

Cuando me fui de mi rancho
se puso a llorar el viento
estribé, monté a caballo
y lo acuñé en el invierno.

A gatas iba clareando
por una grieta del tiempo
y me fui como la noche
trote corto y poncho negro.

Discografía
LP
Poemas y canciones orientales (Antar, Montevideo, 1962)
El forastero (RCA Victor, Buenos Aires y Montevideo, 1966)
Volumen 3 (De la Planta, Montevideo, 1969)
Cimarrones (Sondor, Montevideo, 1973)
Pájaros de piedra (Sondor, Montevideo, 1974 y Epic, Buenos Aires, 1974)

EP
Canción para mi río (Antar, Montevideo, 1963)
Osiris (Gold Laut, Montevideo, 1963)

Reediciones y recopilaciones

Cimarrones (Sondor, Montevideo, 1996)
Romance del Malevo (Diapasón, Buenos Aires, 1997)
El forastero (Ayuí/Tacuabé, Montevideo, 2008)

Obra literaria

Romance al General Lavalleja (1953)
Grillo nochero (1955)
"1904" Luna roja (1957)
Décimas a Jacinto Luna (1957)
Entierro de carnaval (Galería Libertad, 1960)
Cantos del Norte y del Sur (1962)
Canto y poesía (1974)
Vida y aventuras del gaucho Alambre (Alcali Editorial, 1979)
Las nuevas aventuras del gaucho Alambre (1980)

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